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Con un emotivo acto, la municipalidad recordó a José Antonio Palermo
A finales de la década de 1930 se desempeñó como Presidente de la Comisión Municipal.
“Cafayate tiene muchos hombres y mujeres que merecen ser reconocidos por su trayectoria, de aquellos que hicieron mucho por la educación, la enología, por el pueblo” dijo el Director de relaciones Institucionales, Rene Condori, en la apertura de ceremonia que se realizó en el ingreso del Mercado Artesanal.
Por su parte sus hijas lo recordaron con emoción y agradecimiento por su entrega, valor y responsabilidad, “siempre luchando contra las dificultades, llevando generosidad y sabiduría en sus variados libros de enología, tus hijas, nietos y bisnietos te recordamos” expreso Edith Palermo en representación de sus hermanas
Mientras que José Alberto, nieto, dijo “me emociona hablar de mi abuelo, tengo imágenes vagas de él, pero lo he amado toda la vida por lo que me han contado, era un abuelo bueno, mi tata José”
A partir de hoy, en el ingreso del Mercado Municipal hay una placa reconocimiento a Don Palermo que fue parte del crecimiento de Cafayate.
Del acto participaron el Director de Relaciones Institucionales, Rene Condori, la Concejal Raquel Humano, sus hijas Edith, María Luisa y Silvia, sus nietos y nietas, Silvana, Adriana, Sergio, José Alberto, su sobrina Susana Nani y su yerno Hugo
A continuación, compartimos una investigación que realizo el Profesor Matías Maita
Hacia fines de la década de 1930 estaba como presidente de la Comisión Municipal Don José Antonio Palermo y Fausto Novillo en la Secretaria municipal, puesto que todavía no se había creado la categoría de intendencias y de intendentes en la Provincia de Salta. Por ese entonces el departamento de Cafayate contaba con una población de 4700 habitantes aproximadamente, su estructura urbana se caracterizaba por tener no más de 30 manzanas ubicadas en un sentido norte – sur y una incipiente extensión urbana hacia el oeste principalmente en las calles San Martín, Vicario Toscano, Arnaldo Etchart y Chacabuco (espacio donde se ubicaban los almacenes, talabarterías, las Barracas acopiadora de cueros y frutos del país, bares, cantinas, carpinterías carnicerías, panaderías, hospedajes, peluquerías, sastrerías, sombrerías, relojerías, tonelerías etc. ).
La plaza 20 de febrero con su glorieta era el espacio público por excelencia, donde se podía apreciar, la banda de música municipal, las serenatas, los bailes “folclóricos”, las carreras de ciclismos, los parques, espectáculos de circos que ocasionalmente llegaban a Cafayate y los juegos tradicionales organizados después de cada acto público.
Lo cierto es que Cafayate por esos años era muy diferente al Cafayate que conocemos actualmente, pero, sin embargo, hay un hilo conductor que permanece desde tiempos inmemorables y es la conjunción entre el paisaje natural y humano, que genera una relación simbiótica, que produce y reproduce en los habitantes de estas tierras, los elementos fundamentales de sus culturas.
A fines de los años 30 y década del 40 surge en la vida social de Cafayate la figura de don José Antonio Palermo que, en el cargo de Presidente de la Comisión Municipal, donde organizó la administración municipal a partir de una ordenanza general de 1938 la cual incluía cada detalle de la actividad administrativa de dicha institución. Donde, por ejemplo, se plantea la organización optima del matadero municipal tan importante para abastecer de carne a todo el departamento, reconfigura el cementerio local, organizó también la circulación del tránsito en Cafayate que por entonces estaba compuesta por algunos automóviles, sulkis, carros, carretas, jardineras, carros troperos y un sin número de bicicletas, regularizó el sistema de agua corriente en Cafayate. Trajo del extranjero, especies arbóreas con el fin de disminuir el avance de los médanos sobre la ruta, colocó juegos infantiles en la plaza 20 de febrero sobre la actual calle nuestra señora del rosario. Puso a disposición de la administración de la Provincia de Salta su laboratorio enológico personal, dio clases de agricultura en la primera escuela de Cafayate, escribió libros sobre la viticultura en el Valle Calchaquí. Entre otros aspectos destacables de su loable vida social en Cafayate.